La música no tiene principio ni fin. Esto quiere decir que lo que entendemos bajo el concepto de «música» no es resultado de inventos ni de descubrimientos personales, sino que constituye desde el principio una función de la naturaleza viva. No se comprendería que la música no fuera, por lo menos, tan antigua como la propia Humanidad. Mucho más profundamente que las innumerables hipótesis antiguas y modernas sobre el origen de la música, las fábulas clásicas nos permiten familiarizarnos con su proceso de evolución. Entre ellas figuran particularmente las leyendas inagotables de la civilización griega, tales como las de Orfeo, Linos, Anfión y todos los demás seres míticos a los cuales la música confirmó fuerza sobrenatural.
podemos suponer que en las épocas en que la vida espiritual humana constituía una unidad aún no desarrollada, tampoco la música tuvo una existencia independiente, sino que estaba ligada con todas las demás manifestaciones artístico-espirituales, con la palabra y el movimiento, con la poesía y la danza.
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